Anoche soñé que...

Porque cuando se enteró...
Pucha qué lata ya no más yo ni tú ni nosotros, ni día, ni noche, ni recreo, ni salmón, ni siesta, ni TV, ni perros, ni años nuevos ni viejos, ni cumpleaños ni besos, ni abrazos, ni nada de nada nunca más.
Porque nos vamos, yo y tú y nosotros, dispersos a todos lados y a ninguna parte excepto allí, anteayer, hace un mes, o un año, no lo se.
Y estoy feliz, feliz de que no sea cierto.
Porque yo no quiero ni tú tampoco ni nosotros, menos.
Talvez, no obstante, hubo algo que será en el futuro una trampa recordada como ahora.
A solas cada uno llegará a encontrarse con el otro en ese fragmento no resuelto suspendido en un quizá, en algún cielo, no muy lejos.
Allí volveré, volverás, o volveremos, alguna vez, si queremos, o sin querer. Como una nota distante, me despido.
Y tú, aún ahí, preguntando qué pasó.
Fácil, somos dos conjuntos de cosas cuya intersección es vacío.